Las ventas de autos nuevos en Rusia crecieron un 34% en comparación con el mes anterior después de haber caído casi un 25% interanual, informó este martes el diario Kommersant.
En Rusia se vendieron un 33,9% más de vehículos nuevos con respecto a junio, alcanzando las 120.650 unidades, según cálculos de la consultora Autostat, aunque todavía se mantiene una dinámica negativa interanual con una tasa de caída del 11,4%.
Según los datos de la consultora, julio fue el mejor mes para el mercado automovilístico ruso desde principios de año y esperan que agosto mantenga un ritmo similar e incluso mejor. En junio la consultora informó de que las ventas habían caído un 24% interanual.
Los expertos señalan que el aumento de las ventas se ha producido por una demanda diferida impulsada por favorables descuentos por parte de los concesionarios y los distribuidores.
Otros factores que han acompañado este proceso ha sido la reciente reducción de tipos de interés por parte del Banco Central ruso, haciendo algo más favorable el endeudamiento crediticio.
También, acallaron los rumores de la supuesta vuelta de marcas occidentales tras salir a causa de las sanciones impuestas por la guerra de Ucrania de 2022 del mercado ruso, que está actualmente dominado por alternativas chinas.
En cambio, las marcas chinas todavía no gozan de la suficiente confianza de los potenciales compradores, no presentan las mismas garantías de calidad, ni tampoco ofrecen servicios de atención y reparación comparables.
El sello que ha liderado las ventas este mes en Rusia ha sido la marca nacional Lada, con 28.240 ventas (16,9% más que en junio); le sigue la china Chery con 13.500 ventas (52,4% más que en junio); Haval con 13.120 autos vendidos (43%); Geely, 8.390 (36%); y Changan 7.860 (23%).
A principios de junio los representantes de Lada confesaron que las ventas de la famosa marca rusa habían caído un 26,3% entre enero y mayo en comparación con las cifras del año pasado.
Una de las razones principales se debe a la competencia desleal de los fabricantes chinos, que rebajaron artificialmente los precios de sus coches debido a la reciente caída de ventas y estancamiento de las reservas de sus productos en Rusia.