La Unión Europea anunciará este martes un giro clave en su política ambiental, al proponer una flexibilización en la emblemática prohibición de vender vehículos nuevos con motores de combustión interna —gasolina o diésel— a partir de 2035. La medida, aprobada originalmente bajo el Pacto Verde Europeo, ahora será modificada ante la presión de fabricantes europeos y algunos gobiernos.

Según trascendió, la Comisión Europea presentará un nuevo objetivo intermedio: una reducción del 90% de las emisiones de CO2 en flotas de vehículos nuevos para 2035, en lugar del objetivo original del 100%.

El ajuste busca responder al reclamo de países como Alemania, Italia y Polonia, que promueven la llamada “neutralidad tecnológica”, es decir, permitir tecnologías como los híbridos enchufables, biocombustibles, combustibles sintéticos y vehículos eléctricos con extensores de autonomía.

Competencia global y presión industrial

La decisión llega en un contexto de fuerte presión competitiva global. Fabricantes chinos como BYD están creciendo rápidamente en Europa con vehículos eléctricos más baratos, mientras que los fabricantes europeos enfrentan una caída de ventas, tensiones regulatorias y menores márgenes.

"La industria automovilística europea está en peligro de muerte", advirtió meses atrás el vicepresidente de la Comisión, Stéphane Séjourné, quien presentará hoy junto a otros comisarios las nuevas medidas de apoyo al sector.

Entre los anuncios previstos se incluirán incentivos para la electrificación de flotas profesionales, apoyo al desarrollo del incipiente sector europeo de baterías y el impulso a una nueva generación de vehículos eléctricos pequeños y accesibles, en línea con la propuesta lanzada por Ursula von der Leyen en setiembre.

Con información de Europa Press