La industria automotriz global acaba de recibir una sacudida que podría marcar un antes y un después en el desarrollo de vehículos eléctricos. La automotriz estatal china Changan anunció el próximo lanzamiento del Deepal S07, el que será el primer coche eléctrico del mundo con batería de estado sólido en producción comercial, y una autonomía estimada de hasta 1.500 kilómetros con una sola carga.
Este avance, presentado en un contexto de creciente competencia por la supremacía tecnológica en movilidad sostenible, sitúa a China como punta de lanza en el desarrollo de nuevas soluciones energéticas, relegando a gigantes como Tesla, Volkswagen y Toyota a una posición de aparente retaguardia.
Batería sólida: seguridad, eficiencia y duración
La clave del salto tecnológico está en la batería de estado sólido, una tecnología que abandona el electrolito líquido inflamable de las baterías de iones de litio actuales. A cambio, emplea materiales sólidos más estables que mejoran significativamente la seguridad, la densidad energética y la vida útil del sistema.
Con una densidad de hasta 400 Wh/kg, más del doble del promedio actual, Changan promete recorridos prolongados sin necesidad de recarga durante varios días. El objetivo es claro: replicar la experiencia del coche de combustión en cuanto a autonomía y tiempos de repostaje, pero con una propuesta más limpia, segura y eficiente.
La empresa asegura además que este tipo de baterías puede reducir los tiempos de carga de forma notable y, a medio plazo, abaratar los costos operativos hasta en un 50%.
Impacto global: ¿el principio del fin para Tesla?
El anuncio de Changan representa una presión directa sobre fabricantes occidentales y japoneses, muchos de los cuales aún se encuentran en fases de desarrollo o prueba con esta tecnología. Tesla, líder actual en el segmento de vehículos eléctricos, no ha anunciado aún planes concretos para baterías sólidas en su gama comercial, lo que abre interrogantes sobre su capacidad de mantener el liderazgo en los próximos años.
Toyota y Volkswagen, dos de los competidores que más han invertido en investigación sobre baterías sólidas, manejan cronogramas más conservadores: producción en masa recién a partir de 2030.