Las ventas de autos eléctricos volvieron a caer en Estados Unidos y dos de las principales compañías del sector, Rivian y Tesla, ajustaron su producción en respuesta a la menor demanda y a un entorno económico cada vez más incierto.

Rivian, fabricante de camionetas y SUV eléctricos con sede en California, entregó 10.661 vehículos en el segundo trimestre de 2025, un 22% menos que en el mismo período del año anterior. Además, su producción también cayó: fueron fabricadas 5.979 unidades en su planta de Illinois, frente a las 9.612 de 2024.

La empresa atribuyó la caída a una reducción planificada en su actividad industrial, con el objetivo de preparar el lanzamiento de sus modelos 2026. De todos modos, el mercado reaccionó con preocupación: sus acciones cerraron con una baja del 4,45%.

En paralelo, Tesla —la líder del sector eléctrico— informó que entregó 384.000 vehículos en el mismo trimestre, una cifra inferior a la esperada por los analistas y la mayor caída trimestral en volumen en su historia.

El retroceso coincide con un momento complejo para la industria. El presidente Donald Trump impulsa una reforma fiscal que podría eliminar el crédito federal de 7.500 dólares para quienes compren o alquilen autos eléctricos, lo que recortaría aún más los incentivos para los consumidores.

Además, las tensiones comerciales se profundizaron con la nueva ronda de aranceles a productos chinos, que impacta tanto en la cadena de suministro como en los costos finales de vehículos eléctricos y baterías.

Rivian, que no califica directamente para el crédito fiscal pero lo aprovechaba a través de un sistema de leasing, podría verse afectada por estos cambios. A pesar de esto, logró asegurar una inversión de mil millones de dólares por parte del Grupo Volkswagen, con quien formó una nueva sociedad para el desarrollo de tecnología compartida.

Las señales de alerta se acumulan en un sector que hasta hace poco lideraba el crecimiento industrial. Las automotrices ahora enfrentan el desafío de mantener su ritmo de innovación en un contexto donde la demanda ya no crece al mismo ritmo y las reglas del juego están en plena revisión.