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Memorias de Jalapao

Imágenes y vivencias de la travesía Jeep Experience, en Brasil

Si bien probar el nuevo Jeep Compass era el objetivo esencial, gracias a ello pudimos llegar y conocer una región increíble del estado de Tocantins.

26.10.2017 13:45

Lectura: 7'

2017-10-26T13:45:00-03:00
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Ya les hablé en otro informe del notable medio mecánico que nos permitió llegar hasta ese lugar de nuestra sudamérica, un producto Jeep con toda la genética de la marca, capaz de soportar las durísimas condiciones de una región árida y tropical, con todas las letras.

Ahora entonces quisiera compartir algo más acerca de ese lugar, prácticamente desconocido y que con acciones diversas, las autoridades federales y estaduales se proponen difundir para fomentar el turismo en la región. O sea, no hablaremos de autos.

Palmas

Tocantins es un estado nuevo, que surge como una división territorial de Goiania. Está ubicado bien al centro de Brasil, a tal punto que el punto geográfico exacto está en una pequeña plaza céntrica de la capital, la ciudad de Palmas.

Fundada hace 27 años con el objetivo de crear un centro administrativo gubernamental para la región, su concepción, salvando las diferencias, tiene gran semejanza con el de Brasilia. Palmas tiene un trazado perfectamente regular, con muy amplias avenidas desbordantes de rotondas, y construcciones muy nuevas, en general de buena calidad. Su población hoy se aproxima a los 300 mil habitantes.

Es prácticamente plana, y a pesar de la plantación relativamente reciente de árboles, hay algunas zonas con buena vegetación, gracias al riego sostenido, pues el régimen de lluvias es muy escaso por allá. A principios de octubre, sumaban 140 días sin ninguna precipitación y según contaban, recién ahora comenzaría su temporada "invernal". Vale agregar que la temperatura promedio durante el día, actualmente es de 40° y en la noche se ubica apenas por debajo de los 30°, que es más o menos la que tendrán de máxima en el período más lluvioso que se avecina.

Ya desde el aterrizaje, el color amarillo de la vegetación reseca es el predominante y la excepción es como decía, donde hay riego artificial, en las zonas más urbanizadas. A pesar de todo, al lado de la ciudad corre el río Tocantins que según nos comentaron, tiene costas con hermosas playas de arena muy fina, una zona residencial exclusiva y río arriba, la usina hidroeléctrica propiedad de la tristemente célebre constructora Odebretch.

Parque do Jalapao

Se trata de una enorme extensión de 37.000 km2, delimitada como reserva natural, sin prácticamente nada de intervención humana para el desarrollo de casi ninguna infraestructura. Recién ahora se puede ver un mínimo tendido eléctrico en ejecución, que por las dificultades de acceso, avanza muy lentamente.

Sin embargo, dentro de toda esa aridez, tras recorrer unos cuantos kilómetros de caminos arenosos, resecos y polvorientos, empezamos a descubrir algunos lugares mágicos, de una belleza indescriptible.

Una de las primeras cosas que llaman la atención, son los cerros. Se trata de formaciones que parecen calcadas, tipo mesetas, que en lugar del pico tradicional, tienen una superficie perfectamente plana, como cortada horizontalmente con un cuchillo. Les llaman "chapadas" y según la información del guía, responden al tipo de formaciones geológicas de la zona que por sus características, en el proceso de unión de las placas generaron esas estructuras.

Recorrimos durante dos días el Parque del Jalapo, y la primera parada de descanso fue para el almuerzo de la jornada inicial. Llegamos entonces a una pequeña especie de hostería, ubicada en el medio de la nada, con un gran parque arbolado, hamacas paraguayas, y 5 cabañas-dormitorio bien rústicas, para quien desee pernoctar. Como no le llega el tendido eléctrico, la poca energía básica disponible es solar. Disfrutamos de algunas comidas típicas, como la tapioca, y de jugos de frutas tropicales naturales.

A pocos minutos de allí, y siempre bajo la misma zona con abundante vegetación nativa, llegó la hora de un primer chapuzón refrescante. A orillas del río Soninho, de aguas correntosas y transparentes, hay un pequeño balneario que permite aliviar el rigor de las altas temperaturas. Siempre según la información de nuestro guía, se trata de uno de los pocos cursos del mundo que tienen agua potable. Si, tal como dije, no solo libre de contaminación sino con valores minerales y de otros componentes que la hacen potable.

Río abajo, el Soninho se une al Vermelho para dar forma al rio Sono.

En la tarde, y como anochece más temprano, nos encaminamos hacia la localidad de Sao Félix que sería el lugar de descanso nocturno, pero antes, en sus proximidades nos detuvimos en uno de los lugares más increíbles de la naturaleza.

El Fervedero (o hervidero) es una vertiente natural de agua, que forma una pequeña laguna y luego da origen a un delgado riachuelo. El primer impacto visual, da la sensación de estar frente a una perfecta piscina, cuasi circular, con el fondo pintado de celeste, y rodeada de una vegetación tropical exuberante. Pero tras bajar por la escalerilla, la realidad del fondo de arenas muy pero muy finas, y la visión del agua brotando desde el fondo, gracias a la notable transparencia del agua, genera una impresión realmente asombrosa.

Después de un descanso reparador, prácticamente inaugurando un novísimo motel en esa pequeña localidad, encaramos el segundo día de travesía. Tras el paso por una pequeña cachoeira (cascada), luego de otros cuantos kilómetros fue el turno de la Prainha. Otra maravilla de la naturaleza, con arenas claras y finísimas sobre el río Sono, con una corriente de agua bastante fuerte y sumamente cristalina.

Baños y almuerzo, también con delicias naturales, y más caminos de tierras rojas, arena y piedra para llegar a otro punto altísimo: la Cachoeira Da Velha.

Cataratas fantásticas, con un gran caudal de agua y otra imagen maravillosa de la naturaleza, que quedó grabada en las retinas de todo el grupo. Se trata del mismo río Sono, que aguas arriba genera este importante salto sobre grandes formaciones rocosas. Hay aquí una notable estructura con pasarelas y miradores, que permiten apreciar la belleza del lugar desde distintos ángulos.

La vuelta

Con el espíritu desbordante de placer, en el atardecer del Jalapo nos quedaban todavía casi 100 km de travesía, antes de llegar al asfalto de la civilización. Cosa que hicimos en buena parte sin luz natural. En la noche era fácil observar a la distancia pequeños focos de incendios, desparramados en distintos lugares del parque, fruto de la temperatura y la sequedad de la vegetación.

A lo largo de los dos días, prácticamente no nos encontramos con otros seres vivos. Algún parroquiano aislado en el camino, esperando quien sabe qué, y salvo algún avestruz y pocos cebúes, nada de animales, a pesar de que nuestros informantes dijeron que la zona tiene una fauna autóctona muy nutrida.

Además de estas bellezas, Jalapao tiene otros lugares fascinantes que naturalmente, no se pueden recorrer en tan poco tiempo. Es un lugar increíble que conocimos gracias a Jeep, pues de nos ser así, difícilmente podría incluirlo como destino turístico. A pesar de que hay varias agencia en Palmas que lo ofrecen, con paquetes que incluyen el servicio completo.

Es evidente que el turismo aventura es una tendencia creciente a nivel mundial y que partir de la nueva novela del horario central de TV Globo, O Outro lado do Paraíso, es probable que la zona se popularice un poco más, pues su historia se localiza justamente en el Jalapao.

Buenos días

Luis Piedra Cueva

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