Quienes vivimos en el vecino país por aquellos años, no podemos olvidar el impacto generado por aquella extraña (y fascinante) visión, cuando nos encontramos por primera vez con ese ómnibus colosal luciendo los colores de la empresa Gral. Urquiza por las calles de Rosario.

Nadie dudaba de la lógica de aquel diseño, que frente a la cuadratura de líneas de los ómnibus tradicionales, sin dudas podría ofrecer otras prestaciones en términos de eficiencia energética, con un confort de marcha superior debido a la menor resistencia al aire.

No se sabía demasiado acerca del fabricante, aparte de que era originario de Necochea, Provincia de Buenos Aires, y que su marca era Aerobus. De todos modos, quedaba muy claramente demostrado el espíritu aeronáutico de aquel desarrollo, que iba un poco más allá del diseño externo.

El Coche Bala, como se le llamaba popularmente, tenía ventanillas fijas y redondeadas, muy similar a las de los aviones, no tenía cortinas comunes, que fueron reemplazadas por cortinillas plásticas corredizas (como los aviones, pero en sentido vertical), y los portaequipajes eran cerrados, igual que en las aeronaves.

Este coche se fabricó entre los años 1985 y 1986, con un total de entre 12 y 14 coches, casi todas ellas montadas sobre chasis Scania K112, con tres ejes. La motorización no contaba con turbo, debido a que su desplazamiento no requería de una potencia exagerada, y naturalmente, lograba una importante economía en el consumo de combustible.

Por otra parte la estructura, tal como los fuselajes de los aviones, estaba construida en aluminio, por lo cual el vehículo era también sustancialmente más liviano que los convencionales.

Las dos empresas que inmediatamente decidieron probar el modelo, fueron la mencionada Gral. Urquiza, y también El Cóndor. Esta última hizo un lanzamiento con una gran exposición mediática, bajo la denominación de Galáctico y ofreciendo un servicio a bordo poco frecuente para la época prestado por "rodomozas". Una publicidad de 1986 en el diario Clarín, de Buenos Aires, garantizaba a los pasajeros un viaje del año 2000.

Pero los problemas comenzaron a surgir. Muchos usuarios tuvieron sensación de claustrofobia, debido a la curvatura de las ventanillas que limitaban el área por sobre sus cabezas.

Por otra parte hubo inconvenientes técnicos con los equipos de aire acondicionado, que demandaban mucho mantenimiento y no resultaron lo suficientemente eficaces para brindar comodidad a los pasajeros.

Lentamente el Coche Bala fue desapareciendo de las rutas argentinas y prácticamente terminaron destruidos. Con excepción de una unidad que la empresa Gral. Urquiza logró rescatar y restaurar, conservándola como una reliquia de un buen intento por mejorar el sistema de transporte.

Según algunos historiadores, Aerobus fue precursor de otro modelo posterior, el famoso CX40 (denominación que refiere al coeficiente aerodinámico de penetarción) de la tradicional carrocera Cametal, que mejoró bastante el diseño, logrando incluso exportar algunas unidades para otros países, incluyendo Estados Unidos.

Luis Piedra Cueva, con información de Fanáticos por los Buses