Considerado el primer superdeportivo moderno, el Lamborghini Miura P400 es hoy una pieza codiciada por los coleccionistas. Fue lanzado en 1968 y solo se fabricaron 275 unidades, por lo que se trata de un vehículo muy raro de encontrar.
El año pasado, uno de estos coches fue hallado en la ciudad de Los Ángeles, más concretamente en el depósito de Rudi Klein, un migrante alemán que generó fascinación en el mundo del automóvil por su vasta colección de vehículos, la cual procuraba mantener en secreto.
Klein falleció en 2001, y su familia mantuvo el hermetismo sobre la colección hasta el año pasado, cuando decidió sacarla a subasta. La venta se llevó a cabo en octubre de 2024, y fue compleja: Klein poseía decenas de autos, y no todos eran valiosos. De hecho, algunos estaban en pésimo estado de conservación.
Sin embargo, también contenía piezas excepcionales, como el ya mencionado Miura.
El vehículo, con número de chasis 3417, fue entregado originalmente en marzo de 1968 al concesionario Lamborcar en Italia. Los registros de fábrica indican que el comprador fue un tal “Señor Zampolli”, lo que alimenta la especulación de que podría tratarse de Claudio Zampolli, antiguo ingeniero de Lamborghini y fundador de la marca Cizeta. Esta conexión explicaría cómo el coche, originalmente amarillo, llegó a Estados Unidos y acabó en manos de Klein a finales de la década de 1970.
Una fotografía fechada en marzo de 1978 muestra al Miura en las instalaciones de Porsche Foreign Auto Wrecking, luciendo un nuevo tono verde agua brillante, que aún conserva. Pasaron 46 años sin que el vehículo fuera visto nuevamente, hasta que la familia de Klein abrió las puertas de su “chatarrería”.
La autenticidad del ejemplar fue confirmada por la casa de subastas RM Sotheby’s. “Todos los números visibles de chasis, motor y carrocería corresponden a los del Miura número 3417”, certificó la compañía. El coche conservaba su motor V12 original y el color azul marino aplicado antes de su largo periodo de inactividad, factores cruciales para que conservara su valor histórico. Sin embargo, su condición no era impecable, ya que la carrocería mostraba señales evidentes del paso del tiempo.
En la subasta de octubre, el coche salió a la venta como “proyecto de restauración”, y se adjudicó por 1.325 millones de dólares.
Los expertos en la materia estiman que el comprador hizo un buen negocio, ya que se trata de un restaurador —cuya identidad no se divulgó— que lo pondrá a punto y lo dejará en condiciones originales. Una vez restaurado, el coche podría venderse al triple del precio pagado hace un año, o quizá más.