El fabricante nipón de airbags Takata, en dificultades económicas por el escándalo de sus dispositivos defectuosos, ha iniciado negociaciones con varios fondos de inversión de EE.UU. para una posible ayuda financiera, informó hoy el diario Nikkei.
Takata registró unas pérdidas netas de 13.075 millones de yenes en 2015 (107 millones de euros / 119 millones de dólares) debido al incremento de los costes derivados de reemplazar sus airbags con problemas de fábrica en millones de vehículos en todo el mundo.
Las autoridades de la compañía japonesa, que también tiene una planta de producción en Uruguay (departamento de San José) han iniciado los contactos para obtener una ayuda financiera que les permita hacer frente a estos costes, que podrían ascender hasta 10.000 millones de dólares (8.921 millones de euros) después de que las autoridades estadounidenses les instaran a ampliar las llamadas a revisión de vehículos equipados con sus airbag.
Takata ya recibió una oferta de un plan de financiación por parte del fondo de inversión estadounidense Kohlberg Kravis Roberts, y también ha inició contactos con el banco del mismo país Lazard, según señalaron fuentes empresariales al antes citado diario económico nipón.
Hasta la fecha, unos 100 millones de automóviles han sido llamados a revisión en todo el mundo debido al problema de los airbag de Takata, entre ellos más de 40 millones de vehículos en Estados Unidos.
La empresa nipona acapara un quinto del mercado mundial de los cinturones de seguridad y de los airbags, y es proveedora de una decena de fabricantes automovilísticos -entre ellos los tres mayores del mundo, Toyota, General Motors y Volkswagen-, que han asumido hasta ahora parte de los costes de las llamadas a revisión.
Además, Takata debe abonar a las autoridades de Estados Unidos 200 millones de dólares (179 millones de euros), incluida una multa de 70 millones (62 millones de euros), por el defecto de millones de airbag y la forma en que el fabricante japonés llamó a revisión las unidades afectadas.
Los fallos en sus infladores (el encapsulado metálico en el que se aloja el airbag) hace que el dispositivo de seguridad pueda abrirse con demasiada fuerza y proyectar fragmentos a los ocupantes. Este defecto se ha ligado con la muerte de al menos once personas en Estados Unidos y Malasia.
En Uruguay
Takata está instalada en 18 países y cuenta con 49 plantas y más de 34 mil empleados alrededor de todo el planeta.
En el 2012, el entonces presidente José Mujica participaba de la inauguración de la filial uruguaya, instalada en un predio de la localidad de Libertad, sobre la ruta 1, en el departamento de San José.
Con una plantilla inicial de 60 operarios, las proyecciones apuntaban a completar unos 400 puestos de trabajo, una vez logrado el nivel máximo de producción.
En declaraciones hechas a El Observador, el gerente de Administración y Finanzas de Takata Uruguay, Carlos Secchi, manifestaba que Takata Uruguay no hace airbags, hace bolsas.
"Se trae la tela del exterior, se corta y se hace la bolsa. Esa bolsa se exporta a Brasil y ahí le colocan el inflador y la parte práctica del volante. Brasil no arma el inflador, lo fabrican en Takata Mexico", explicó. Se exportan 3 millones de bolsas al año, que abastecen al 50% del mercado brasileño.
En ese sentido, Uruguay queda exento de responsabilidades porque la falla no estaba en las bolsas, sino en los infladores. "Esto sucede porque el airbag es un producto nuevo y no se sabía que el material que compone el inflador -nitrato de amonio- se vuelve más explosivo de lo que debería ser", agregó Secchi.
Los accidentes fatales que ocurrieron por el uso de los airbags, se generaron cuando al bolsa se infló con fuerza y disparó componentes plásticos del volante.
EFE