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La serie Casi Feliz confronta directamente a las dos gigantes automotrices norteamericanas

Eternas rivales, Ford y Chevrolet están presentes en la segunda temporada mediante una antigua y bien agresiva estrategia publicitaria

20.04.2022 15:20

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2022-04-20T15:20:00-03:00
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La publicidad, a lo largo de su historia, ha pasado por diversos tipos de estructuras estilísticas que como ocurre con otras cosas, van pasando de moda. Tal vez el más impactante y a mi gusto felizmente ya poco usado, es el que expone una competencia dura y muy agresiva entre las marcas.

A modo de ejemplo, en la década de los años 80 los dos más grandes fabricantes mundiales de refrescos tenían por costumbre realizar anuncios publicitarios de ese tipo en los que uno de ellos directamente ocultaba al otro. Recuerdo particularmente un aviso para TV en el que se utilizaban dos grandes camiones semirremolques pintados cada uno con los colores correspondientes a su marca. Naturalmente, marchaban por una carretera y al momento de rebasar, el más rápido igualaba la velocidad de su rival, dejándolo totalmente tapado.

Parece que ese estilo tuvo un renacer en esta segunda temporada de la serie de Netflix Casi Feliz.

Vale recordar que en la primera temporada su protagonista Sebastián Wainraich utilizaba para sus desplazamientos un atractivo Ford Ka Freestyle, modelo bastante popular en el mercado argentino. Ya desde el comienzo de esta segunda parte, el guión determinó que las puertas delanteras del coche estaban trabadas, razón por la que el acceso se concretaba por las de atrás. Tanto el conductor como el eventual acompañante delantero, debía hacer algunas contorsiones, pasando entre los respaldos, para poder llegar a los asientos de adelante.

Eso ocurrió hasta que en determinado momento, cerca de los capítulos finales, Sebastián recibe las llaves de una camioneta nueva, reemplazante de su vehículo anterior.

Aparece así en escena la flamante Chevrolet Tracker con la que Sebastián y su familia tienen desde ese momento un vehículo amplio y confortable para sus desplazamientos.

Más allá de acuerdos comerciales y auspicios, es llamativa la forma descarnada en la que Chevrolet se sobrepone a Ford, desapareciendo de escena con un desprestigio muy evidente para la marca del óvalo.