En una gris jornada de febrero, 39 equipos adeptos a estas máquinas, que parecen tractores en miniatura, se dan cita en Lavia, una pequeña localidad del suroeste de Finlandia sumida en un invierno preártico.
Este país nórdico se ha ganado fama en la organización de competiciones extravagantes: correr con alguien subido a la espalda, sentarse sobre un hormiguero el mayor tiempo posible, hacer lanzamiento de celulares o de botas de caucho, aguantar en un sauna al máximo de temperatura.
Con estos precedentes, ¿por qué no organizar una carrera de cortadoras de pasto, si estas máquinas pueden alcanzar velocidades de 100 km/h?
"En 2017 tuve un accidente durante una carrera. Desgraciadamente, acabé con ocho costillas rotas, una clavícula destrozada y dos cervicales deshechas", explica a la agencia de noticias AFP Les Pantry, un ingeniero británico que convenció a 18 equipos de su país para que viajen a Finlandia a participar en esta prueba.
Populares en Europa y Estados Unidos, las carreras de cortacéspedes tienen menos glamur que otras disciplinas de los deportes del motor.
El resto se parece a una especie de París-Dakar sobre una pista de patinaje: 1,6 km de pista bacheada, irregular, empapada por los charcos de hielo derretido.
"Es difícil mantener la pista en buen estado", admite a la AFP el organizador de la prueba y fundador de este deporte en Finlandia, Patrik Lindahl.
Numerosos pilotos acaban fuera de la pista, enojados, frustrados. En cualquier punto del recorrido, las máquinas se detienen para que los pilotos llenen el depósito de combustible o cambien los neumáticos por otros más adecuados para la superficie, con clavos.
Tras siete horas de carrera infernal, Lindahl y los comisarios deciden que las condiciones son muy peligrosas y dan la prueba por concluida.
El equipo LES Racing, que había sido capaz de completar 125 giros, es designado como ganador al haber recorrido más distancia que sus rivales.
"Era la cuarta participación de nuestro equipo; eso nos ha dado ventaja", se felicita Les Pantry tras levantar el trofeo de ganador.
"Ahora vamos a hacer la cola para ir a cenar (...) ¡Estamos muertos de hambre!", comenta.
Por Sam Kingsley de agencia AFP.
