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Una pinturita, plis

De cómo manejar dentro de los carriles que no están y otras tintas

Los esfuerzos por ordenar el caótico tránsito capitalino buscan incorporar tecnología de punta, descuidando elementos básicos elementales.

08.09.2023 10:49

Lectura: 6'

2023-09-08T10:49:00-03:00
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Todos coincidimos en que el tránsito en Montevideo es cada vez más complejo. Sin llegar a los niveles de embotellamientos y trancazos que ocurren en las grandes urbes vecinas como Buenos Aires, Río de Janeiro o San Pablo, la explosiva y creciente cantidad de vehículos que soportan calles y carreteras generan un caos permanente que se traduce en un gran desorden. El que naturalmente incide en el volumen de siniestros que, en ciertos casos, terminan con personas lesionadas y/o fallecidas que se suman a las muy tristes estadísticas nacionales.

También es verdad que desde las autoridades se viene desarrollando desde hace muchos años, distintas estrategias en busca de mejoras. Además de sistemas de fiscalización, con inspectores, multas, reducción con nuevos límites de velocidades urbanas, etcétera, las calles capitalinas están cubiertas de cámaras, algunas de última generación, para efectuar un control eficaz y estricto de las infracciones cometidas por los conductores.

Incluso se habla del posible cambio de sistema para el registro de conductores, con libretas por puntos, tema que se ha tratado largamente y que presenta una serie de dificultades básicas a resolver para recién poder llegar a analizar seriamente y con posibilidades reales de ejecución de ese nuevo sistema.

Y todas son buenas iniciativas, sin ninguna duda.

El tema es que, por ejemplo, para quienes transitamos regularmente el recorrido desde Ciudad de la Costa hasta el centro de la capital, saltan a la vista problemas que parecen más sencillos de resolver. Todos aplicables también al resto de la ciudad. Salvando el de la falta de conocimiento en algunos casos, y el de la falta de respeto en otros, con muchos conductores a los que naturalmente costaría bastante cambiarles los hábitos y que sería tema para otro tipo de análisis enfocado en la formación. Como muestra, el uso del celular al volante, y el mantenimiento y buen uso del carril, para mencionar solo dos de los más importantes y frecuentes.

Precisamente a este último punto quería llegar.

Es alarmante comprobar la ignorancia de mucha gente que maneja (cuando no se trata de “viveza” pura y dura) acerca de que el único carril habilitado para rebasar a otro vehículo es el de la izquierda. O en otros términos, el que está pegado al cantero central.

Todo el tiempo, y esencialmente en la mañana temprano, tal vez debido a que salieron tarde para llegar en hora al trabajo, algunos autos pasan por el de la derecha a gran velocidad, en ocasiones quedando trancados por algún contenedor o vehículo estacionado. Por cierto consecuentemente forzando el ingreso al carril de quienes circulan correctamente, respetando incluso la distancia de seguridad con los que van por delante.

Sin hablar de los que directamente se plantan al medio entre dos carriles, con la línea exactamente en el eje central de sus autos. Juegan a los pilotos de avión, decimos en casa…

Pero, también es verdad, que quienes los respetamos, o intentamos hacerlo, padecemos algunas dificultades básicas, tan sencillas como que en muchos y largos tramos la demarcación de los carriles no existe, o las líneas están tan descoloridas que cuesta mucho verlas. Situación que se agrava en la noche y mucho más si es bajo lluvia.

Esporádicamente aparecen los trabajadores que hacen esa tarea en la rambla, pero lo hacen por tramos cortos y luego desaparecen por largo tiempo, con lo que el resultado actual es que la delimitación de los carriles es visible de trecho en trecho.

Para completar el panorama, quienes conocemos esa vía tenemos claro que hay al menos tres puntos, uno en el Museo Oceanográfico, otro en Pocitos y otro en Malvín, sentido hacia el este, en los que el ancho de la vía admite la circulación por tres carriles y que están bien marcados en los tres casos. Son tramos relativamente cortos que, naturalmente, en pocas cuadras se reducen a dos.

El problema es que no existe ningún tipo de señalización de aviso a los conductores que no saben que se van a encontrar con la reducción de ese carril (hay muchos que igual se tiran para poder garronear algunos lugares) y, por ende, terminan forzando la maniobra para pasarse al de su izquierda.

En otras ciudades de distintas partes del mundo, abunda la cartelería aérea, clara, concreta y visible, que advierten perfecta y anticipadamente acerca de los cambios que ocurren sobre la vía de tránsito. Y en las que no, se opta por pintar indicadores sobre la misma calle, con grandes señales y leyendas, perfectamente visibles. En la mayoría de los casos incluso con una serie de avisos progresivos: fin del carril a 300 m, luego a 200 m, a 50 m, etcétera.

Están buenísimos los grandes carteles electrónicos, aéreos colocados de un tiempo a esta parte en Montevideo, que informan la situación del tránsito, o el tiempo de viaje restante para llegar hasta determinado destino. Pero toda la información básica como los límites de velocidad, “Pare” o “Ceda el paso”, fundamentales para un tránsito urbano más seguro, es deficiente, con carteles pequeños ubicados en las veredas, a veces ocultos por objetos o vehículos de gran porte.

De paso y abriendo el tema a otras importantes vías montevideanas de circulación, vale decir que en el caso del carril Solo BUS, en este caso sí generalmente bien marcado e identificado, deja en evidencia la total falta de respeto de los conductores para con las normas establecidas. Con lo que es difícil concretar el objetivo de darle mayor agilidad al transporte público de pasajeros y, por ende, avanzar aunque sea tibiamente a reducir la cantidad de vehículos particulares circulando por las calles. A esta altura de los acontecimientos, las cámaras podrían ser una herramienta eficaz para sancionar a los infractores y, de paso, facilitar la tarea de los omnibuseros.

Aplaudo la tecnología y la planificación seria para poder ordenar el tránsito. Pero tal vez con una inversión mucho menor, se puede empezar por el principio. Seguramente algunos cuantos estaremos muy agradecidos. Y los demás tendrán la chance de sumarse a ese grupo de conductores que intentamos ser respetuosos dentro del tráfico montevideano para que, poquito a poco, sea esencialmente mucho más seguro, para todos.

Documentos asociados:

Reglamento Nacional de Circulacion Vial.pdf -