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Con termómetros y mascarillas, reinicia su actividad la primera automotriz en Francia

La planta de Toyota, que ocupa a 4.500 operarios, reanudará su producción tras una etapa de preparación para trabajar con total seguridad

22.04.2020 09:42

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2020-04-22T09:42:00-03:00
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Onnaing (Nord, Francia) - "36,4°C. Puede pasar". Los empleados de Toyota de la ciudad de Onnaing, la primera planta automotriz en reanudar su actividad en Francia, retomaron este martes de forma progresiva sus actividades, en medio de estrictas medidas sanitarias contra el Covid-19.

Desde el amanecer, ingenieros, directivos y jefes de equipo descubren las inmensas carpas blancas montadas en la entrada de la planta. En estas, se les toma la temperatura y se les entrega a cada uno una bolsa con mascarillas y alcohol gel.

"Es algo que nos tranquiliza", dice Maroua Ryad, 23 años, que trabaja en el servicio de control de la producción. "Es mejor reanudar el trabajo poco a poco y no todos el 11 de mayo", la fecha en la que se prevé se levante el confinamiento general de la población en Francia.

La situación es "inédita" pero "somos conscientes de que debemos regresar al trabajo", señala Christelle Finet, asistente en el departamento de control de calidad, que dice sentirse "en seguridad".

Cerrada desde el 17 de marzo, esta inmensa planta -la única del constructor japonés en Francia- en la que en tiempo normal trabajan 4.500 personas, retomó las actividades de forma gradual, con un solo equipo entre las 07H00 y las 15H00 y empleados sin "problemas de salud u obligaciones personales", lo que corresponde al 85% de los efectivos, según la dirección.

La dirección se concentra por el momento en el aspecto pedagógico para familiarizar al personal con las nuevas medidas sanitarias. "Vamos a rotar. Los primeros grupos van a poder explicar las medidas a sus colegas, lo que permitirá tranquilizar a los más inquietos", asegura el presidente de la planta, Luciano Biondo.

En los talleres, se puso marcas en el suelo para indicar la dirección en la que se debe ir. Se incita a los empleados a "mantenerse a su derecha". Para evitar cualquier concentración de personas se reemplazó las fuentes de agua por botellas individuales, se quitaron las máquinas distribuidoras de bebidas y golosinas, y se suprimió el servicio de cafetería.

Zonas para fumadores y viseras

También se crearon nuevas zonas para fumadores y se instalaron basureros para mascarillas. Pero las medidas trastornan también las prácticas laborales.

En la línea de montaje, dos empleados instalan paneles de plexiglás alrededor de las puertas de los autos para aislar a los trabajadores lo máximo posible. Un poco más lejos, otros ensamblan viseras de plástico, especialmente diseñadas con impresoras 3D compradas hace unos días.

"Los equipos han trabajado muchísimo" para adaptarse, "todo se hizo muy rápido", explica a la AFP Georges Collado, jefe del departamento encargado del plástico, que construye por lo general parachoques y tableros de mando.

Aún queda mucho por hacer para seguir adaptando las prácticas, advierte Thomas Mercier, responsable de la central sindical CFDT. "Es un trabajo enorme. Hay que seguir trabajando para comunicar las sugestiones" de los empleados, añade.

Según él, las medidas contempladas "son suficientes", pero reconoce que "hay preocupación entre algunos empleados".

Una visión que no comparte la central sindical CGT, que denuncia una reapertura "irresponsable". "Es peligroso para nosotros, nuestras familias y toda la región", estima Eric Pecqueur, secretario general de la CGT, que votó en contra de la reapertura de la planta.

Para él, "los accionistas de Toyota privilegian los beneficios por encima de la salud", después de la caída del 55% registrada en el el mercado automotriz europeo en marzo.

Pero la dirección asegura que adaptar las prácticas es más importante que la producción. "Prevemos en un primer tiempo fabricar unos cincuenta vehículos por día", frente a más de 1.000 en tiempo normal, señala.

Las medidas de seguridad seguirán en pie "al menos hasta el otoño". Y el coronavirus podría alterar profundamente los gestos y comportamientos, como el tradicional apretón de manos. "Vamos a tener que crear nuevos modelos de convivencia, pensar en cómo recrear un colectivo", dice Biondo.

AFP