Junto con ellos se van los cientos de artistas que se ganaban la vida personalizando estos dinosaurios del asfalto.
Estos singulares minibuses son obras de arte rodantes, con sus pinturas extraordinarias, luces de discoteca y llantas de colores.
Bernardo de la Cruz, un autodidacta de 65 años, perdió la cuenta de la cantidad de 'jeepneys' que decoró en 45 años. Pero ahora, su taller de Manila está vacío.
El motivo es la decisión del gobierno de ir librándose progresivamente de este modo de transporte, debido a sus pésimos efectos en materia de contaminación y seguridad en la ruta.
"Es una traición contra los filipinos", denuncia De la Cruz, uno de los últimos artistas que decoran 'jeepneys' de los cientos que había antes en el mercado.
En los años 1980, De la Cruz, quien busca inspiración en los pintores filipinos Carlos Francisco y Fernando Amorsolo, llegaba a tener hasta 80 pedidos de minubuses para decorar en un mes. Ahora apenas tiene uno o dos y en 2018 apenas firmó nueve vehículos.
Otrora considerados los "reyes de la carretera", estos vehículos son un símbolo cultural de Filipinas, así como un medio de transporte barato y apreciado para millones de habitantes del archipiélago.
Inspiración para Louboutin
Fabricados en un primer momento con los jeeps que abandonaron los estadounidenses tras la guerra, los 'jeepneys' son una invención filipina, con la añadidura de un techo y dos bancos paralelos en el interior.
Según un plan gubernamental, los vehículos de 15 años en adelante deben remplazarse antes del año que viene por 'ecojeepneys', vehículos eléctricos o equipados con motores diésel menos contaminantes.
En términos de comodidad, los nuevos minibuses suponen un avance innegable ya que estarán climatizados, tendrán asientos individuales y serán suficientemente grandes como para que los pasajeros vayan de pie.
Se producirán en cadena y no en pequeños talleres según los deseos de sus propietarios, como los 'jeepneys'.
Fue la diversidad de los 'jeepneys' tradicionales la que contribuyó a su popularidad y su carácter icónico.
A tal punto es así que el diseñador francés Christian Louboutin lanzó el año pasado una colección de bolsos inspirados en estos vehículos.
Y la cadena de tiendas de muebles Ikea eligió pintar un 'jeepney' con sus colores, azul y amarillos, para anunciar la apertura de uno de sus almacenes en Filipinas.
"Es uno de los objetos más representativos de nuestro arte popular moderno", explica el diseñador Bernie Sim, de Manila.
Pero sus días están contados desde hace tiempo.
Ya en 2003, el gobierno limitó a 175.000 el número de licencias y desde entonces solo se fabricaron para remplazar a los enviados al desguace.
"Somos los últimos"
En Manila, los servicios para compartir vehículo suponen una competencia desde 2014. Y en 2017, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, consideró que los "jeepneys" debían adaptarse o desaparecer.
"Somos los últimos", explica el artista Vic Capuno, de 52 años, cuyo taller se encuentra en San Pablo, una localidad al sur de Manila. "Todo el mundo dejó de crear 'jeepneys'".
Vic Capuno, diseñador de formación, se lanzó a la pintura de 'jeepneys' en 1987. Trabaja con un compañero en tres o cuatro vehículos al mes en su taller de Amak Motors.
Sus obras se inspiran a veces en los héroes preferidos de sus clientes o en diseños vistos en revistas.
Con ellos "desaparecerá un pedazo de la cultura filipina", predice Bernardo De la Cruz, el último pintor de Sarao Motors, otrora el mayor constructor de 'jeepneys' de Filipinas.
Agencia AFP
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