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El que las hace, las paga

Merkel pide a la industria del automóvil que restablezca la confianza

La canciller alemana Angela Merkel pidió a los constructores que restablezcan la confianza tras haber "engañado y decepcionado" a los consumidores.

14.09.2017 19:00

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2017-09-14T19:00:00-03:00
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A diez días de las elecciones legislativas en Alemania, el "dieselgate" (escándalo de los motores trucados para que parecieran menos contaminantes) se convirtió en un tema central de la campaña.

Merkel, que durante años fue apodada la "canciller de los autos" por sus buenas relaciones con la potente industria alemana, fue muy crítica en las últimas semanas.

"Las compañías de la industria del automóvil aprovecharon resquicios legales y no solo se han dañado a sí mismas sino que, sobre todo, engañaron y decepcionaron a los consumidores y a las autoridades", dijo Merkel este jueves en la ceremonia de apertura del salón.

Al mismo tiempo, la canciller, que aspira a un cuarto mandato, procuró no enfrentarse directamente con el sector, que emplea a 870.000 personas en todo el país y es uno de los motores del crecimiento alemán.

"La industria del automóvil tiene que hacer todo lo posible para recuperar la credibilidad y la confianza cuanto antes, en su propio interés, el de sus empleados y el de toda Alemania", añadió.

Su contundente discurso llega en un contexto agitado para el sector. Varias ciudades se están planteando prohibir la circulación de automóviles diésel y miles de alemanes están preocupados por el valor de reventa de sus autos.

"De alguna manera Angela Merkel está frustrada porque sus estrechas relaciones con el sector del automóvil ahora no la están ayudando", asegura Stefan Bratzel, un analista del Center for Automotive Management alemán.

"El ambiente ha cambiado y el gobierno estará ahora mirando al sector y a sus principales actores de manera más serena", añade.

En su discurso, Merkel elogió los esfuerzos de los constructores para desarrollar autos eléctricos pero sin dejar de defender los motores diésel. "No hay duda de que necesitaremos motores de combustión en las próximos décadas", dijo, aunque pidió "invertir más" en nuevas tecnologías de conducción.

"Es la única manera de evitar las prohibiciones de circulación", añadió.

Sospechas en toda la industria

El dieselgate estalló en 2015, en pleno salón de Frankfurt, cuando Volkswagen confesó haber instalado un programa en 11 millones de sus vehículos diésel para manipular los resultados de los tests de contaminación.

En realidad sus vehículos superaban 40 veces el límite máximo permitido de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), nocivos para la salud.

Desde entonces hay sospechas de que otros constructores alemanes hicieran lo mismo. Y en julio se supo que durante años Daimler, BMW y Volkswagen (incluidas sus filiales Audi y Porsche) se pusieron de acuerdo en secreto sobre algunas especificaciones técnicas, incluso las que implican los niveles de contaminación.

Estas revelaciones llevaron a 70 ciudades del país (entre ellas, bastiones de la industria del automóvil como Stuttgart o Múnich), a estudiar la prohibición de circulación de vehículos diésel.

Desde entonces el sector ha prometido invertir en autos más limpios, y BMW, Volkswagen y Daimler ya anunciaron grandes planes en el salón de Frankfurt para desarrollar vehículos eléctricos e híbridos, que todavía representan un parte muy pequeña de las ventas.

Además, los fabricantes son reacios a abandonar el diésel tras años de invertir en esta tecnología.

"Sabemos que se ha perdido algo de confianza. Recuperarla es nuestra principal preocupación", dijo Matthias Wissmann, el presidente de VDA, la unión de la industria automóvil alemana, en un discurso en Fráncfort.

Los motores diésel están considerados menos contaminante que los de nafta y el sector los reivindica como fundamentales para luchar contra el cambio climático.

Por Estelle Peard de agencia AFP